Este sábado 20 de abril los estudiantes que cursamos
el tercer año de bachillerato en el Ecuador rendiremos la evaluación que
definirá nuestro futuro. Para muchos esto se ha convertido en un reto de
sacrificio y responsabilidad al saber que el resultado de esta prueba definirá
o no nuestro ingreso a la educación
superior, pero también para muchos jóvenes es una oscura expectativa que nos
cuestiona sobre lo qué sucederá con nosotros si no obtenemos el puntaje
necesario para alcanzar nuestros sueños y poder optar por una carrera que sea
de nuestro agrado y conveniencia para nuestro futuro.
La mayoría de jóvenes, preocupados por su
futuro, ya se preparan para rendir un excelente examen; repasan continuamente los
contenidos que podrían incluirse en las pruebas, asisten a cursos para nivelar
sus conocimientos y así obtener una buena nota para entrar en la universidad.
Pero también existe un inmenso grupo de estudiantes que no tienen ni idea de
cómo afrontar esta situación; se encuentran como comúnmente decimos “a la buena
de Dios”. Muchos se sienten asustados y frustrados por las nuevas reformas
educativas y aunque algunos estén de acuerdo, todos coinciden en el gran estrés
que causa los exámenes de la Senescyt, siendo esta preocupación hondamente
compartida por padres y maestros. Es así que frases diarias como: “qué será
de mi futuro si no apruebo” o “qué será de mi vida si no rindo bien este
examen”, solo hacen que el estrés aumente y que los jóvenes empecemos a
visualizar otras opciones en lugar de seguir una carrera universitaria, donde
ronda además el temor de no ser ubicados en la especialidad que queremos.
Para este sábado 20 de abril esperamos y confiamos
en nuestros conocimientos, pero sobretodo nos aferramos a la mano de Dios para
que ilumine nuestra mente y nos conduzca por el mejor camino.
POLET
GUIJARRO VILLAMARÍN
TERCER AÑO DE BACHILLERATO “COMERCIO”
TERCER AÑO DE BACHILLERATO “COMERCIO”
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