Los jóvenes son la esencia de la vida hecha dulzura y
fortaleza, ellos son el futuro de la patria, son la sangre nueva que transporta
los ideales que se plasman en el pensamiento de los pueblos. La humanidad nace
con los jóvenes y vive por ellos, la historia se forja por la participación de estos en todo tiempo,
aunque muchas veces su sentir y su actuar han sido irrespetados.
Es en la adolescencia donde se presentan problemas de baja
autoestima, los adolescentes se ven enfrentados a procesos reales para ellos,
pero ficticios para otros cuando creen
que no valen nada, que cualquier persona es superior o en la mayoría de los
casos creen que no poseen belleza, estas ideas negativas atrofian la autoestima
de los adolescentes y los sumergen en un mundo de tristeza e inseguridad. Al
referimos a la autoestima diremos que es un conjunto de percepciones,
pensamientos, evaluaciones, sentimientos y tendencias de comportamiento
dirigidas hacia nosotros mismos, hacia nuestra manera de ser y de comportarnos,
y hacia los rasgos de nuestro cuerpo y nuestro carácter.
Una buena dosis de autoestima es uno de los recursos más
valiosos de que puede disponer un adolescente.
Un adolescente con autoestima aprende más eficazmente, desarrolla
relaciones mucho más gratas, está más capacitado para aprovechar las
oportunidades que se le presenten, para trabajar productivamente y ser autosuficiente,
posee una mayor conciencia del rumbo que sigue.
Y lo que es más, si el adolescente termina esta etapa de su vida con una
autoestima fuerte y bien desarrollada podrá entrar en la vida adulta con buena
parte de los cimientos necesarios para llevar una existencia productiva y
satisfactoria.
Un adolescente con autoestima:
·
Actuará independiente
·
Asumirá sus
responsabilidades
·
Afrontará nuevos retos
con entusiasmo
·
Estará orgulloso de sus
logros
·
Demostrará amplitud de
emociones y sentimientos
·
Tolerará bien la
frustración
·
Se sentirá capaz de influir
en otros
La adolescencia es uno de los periodos más críticos para el
desarrollo de la autoestima; es la etapa en la que la persona necesita
desarrollar una firme IDENTIDAD, es decir, saberse individuo distinto a los
demás, conocer sus posibilidades, su talento y sentirse valioso como persona
que avanza hacia un futuro. En resumen, cada uno debe aceptarse tal y como es,
ya que cada uno de nosotros poseemos cualidades y sentimientos maravillosos que
Dios nos ha colmado.
Por Karina Ugsiña – Taller de
Periodismo 2013
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