Al iniciar una nueva época en el calendario, nos unimos con afán a los nuevos deseos de quienes nos rodean. Sus miradas nos catapultan hacia un mejor devenir, sus abrazos nos confortan y nos colman de esperanza para iniciar un nuevo camino que incierto y desconocido es el sendero que queramos o no lo debemos recorrer.
Un nuevo año es espacio para reflexionar
sobre los aciertos y aprender de los desacierto, es un intersticio donde la
fatalidad debe anclarse al pasado para proyectarnos con emoción a un horizonte prometedor
que, sin estar libre de deslices, nos invita a crear una era distinta en
nuestra monotonía.
Somos seres en continuo progreso,
seres que no pausamos nuestro tránsito ante los desfallecimientos y que con la
mano sobre el imaginario arado de la conquista diaria nos lanzamos a descubrir
en cada día el mágico prodigio de la vida.
Que este 2017 sea un paso hacia
el futuro, una sonrisa hacia la paz interior, un gracias a Dios por la oportunidad
de trazar renglones en el amanecer y cerrar los ojos con ternura en el suave
canto de la noche.
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